Lecturas

martes, 10 de mayo de 2016

‪#‎MeLoEnseñóUnaBruja‬. **Así se conocieron Sofía y Zack**
«―Tengo una duda: ¿sirena o nadadora profesional?
Sofía levantó la cabeza al oir aquella voz masculina y profunda que le hablaba cerca. Al mirar quién era, se sorprendió al ver que era el mismo hombre al que había visto subir antes la escalerilla, el del cabello largo y el bañador estrafalario.
―Ni una cosa ni la otra ―respondió ella, frunciendo el cejo al ver que a él el cabello se le estaba secando y que lo tenía rizado estilo afro.
―Lástima, me tocará pagar una pequeña apuesta que he hecho con mis colegas… ―dijo mientras se tocaba con despreocupación la cabeza y sonreía.
―Sí, claro, es una verdadera lástima… ―musitó Sofía, dando un paso hacia delante para alcanzar su toalla y poder taparse con ella, pues la brisa marina la estaba dejando helada.
―Me llamo Zack ―dijo el hombre, tendiéndole la mano.
Sofía la miró y después lo miró a los ojos.
―Enhorabuena ―contestó, dejándolo plantado, mientras se dirigía a su tumbona.
―¿Siempre eres así de simpática? ―preguntó Zack.
―Sí ―dijo Sofía, al tiempo que tiraba de la toalla y se la enrollaba en el cuerpo, notando la calidez y suavidad de la misma.
―¿Y qué hace una mujer tannnnn simpática como tú en un crucero como éste? ―soltó él; la miró a los ojos y descubrió que los tenía de un color verde aceituna.
―Mira… ―Sofía titubeó unos segundos sin dar con el nombre que le acababa de dar aquel hombre.
―Zack ―dijo él, ayudándola.
―Eso, Zack… No sé qué pretendes viniendo aquí a hacerte el simpático conmigo. A mí no me van todas estas cosas… ―Señaló su entorno con la mano―. Estoy en este crucero porque un amigo, un poco loco me ha traído a rastras y no por propia voluntad; por tanto, no me interesa caerle bien a nadie, no quiero ni necesito conocer a más gente y no me apetece hablar con un tío que, para bañarse en una piscina pública, se pone un bañador tan estrafalario y ceñido que no deja nada a la imaginación…
―Aaaahhh… ―Él sonrió y asintió con la cabeza―. Te has fijado en mi paquete… Si es que soy irresistible, nena ―comentó, mientras le guiñaba el ojo.
―¿Que qué? ―titubeó ella, perpleja ante aquel comentario―. A ver, no es que me haya fijado en tu… eso… sino que vas por ahí con ese ridículo bañador, sacado de a saber qué tienda, y con esa melena encrespada y…
―¿Qué tiene de malo mi pelo? ―preguntó, mientras se tocaba el cabello, ahora prácticamente seco, que se levantaba en miles de ricitos castaños.
―¡¡Todo!! De principio a fin. ¡Es horrible que lo lleves así! ¿Nadie te lo ha dicho? ―preguntó con gesto de disgusto, haciendo un mohín.
―¿El qué? ¿Qué no le gusta como llevo mi pelo? Eso me da igual, a mí sí me gusta ―anunció sonriente―. Y hay muchas mujeres a las que también les gustan… Ya sabes, así pueden agarrarme bien ―susurró, levantando las cejas y daba un paso más hacia ella.
―No hace falta que me des detalles… ―lo cortó Sofía con cara de asco―. ¿Vas a quedarte toda la tarde aquí?
―Solo hasta que me digas cómo te llamas.
―¿Y si no quiero decírtelo? ―soltó con frialdad.
―Perfecto. Así podré saber más cosas de ti. La verdad es que eres un poco estirada, pero no sé, creo que tienes posibilidades…
―¿Posibilidades? ―repitió extrañada.
―Sí, posibilidades de que me pueda fijar en ti ―concluyó él con una sonrisa radiante.
―Creo que ya lo has hecho... No quieres volver a donde está tu clan melenudo… ―replicó ella, mientras se sentaba en la tumbona con seriedad.
―¿Clan melenudo? ―Zack se rio a carcajadas―. Bueno, es extraño, nunca me fijo en ninguna mujer esnob, tú eres la primera a la que me acerco ―informó, acomodándose en el suelo al lado de ella.
―¿Esnob? Perdona, pero yo no… ―comenzó a decir Sofía a la defensiva.
―Perdona bonita ―la interrumpió él con una sonrisa en los labios―, se nota de lejos que eres una pija de cuna. Mírate, si hasta el bañador es de marca… Tus andares, tu postura, incluso cómo siseas las palabras… ¡Eres una pija de la A a la Z!
―Y tú eres un roquero melenudo ―siseó ella con el orgullo herido.
―Bueno no me importaría serlo, pero no lo soy ―dijo Zack con una sonrisa, mientras observaba cómo aquella mujer estirada se ponía las gafas de sol ocultando su increíble mirada verde.
―Me llamo Sofía, hale, ya te puedes levantar y volver con tus amigotes, que te están haciendo señales un poco toscas ―comentó Sofía, moviendo la mano con desprecio hacia ellos e invitándolo a que se marchara de su lado.
―Mis amigos son muy guasones… ―dijo él, al tiempo que los miraba y les hacía un gesto con la mano―. Tienes cara de llamarte así; encantado de conocerte, Sofía. Nos volveremos a ver ―añadió. mientras se levantaba y le guiñaba un ojo, antes de dar media vuelta y dirigirse hasta donde estaban sus amigos».

4 comentarios:

  1. Me lo acabé anoche sin poder evitarlo, una bonita y emocionante historia entre el pelenas y la bruja. Os la recomiendo sin duda alguna. Muchas gracias Loles López por hacernos difrutar con tus libros.

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    1. ¡Cuánto me alegro de que te haya gustado, Noah! Muchas gracias a ti por querer leer la historia de Zack y Sofía. ¡¡Un besazo!!

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  2. ¡Gracias, Audrey! Un besote enorme.

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